sábado, 16 de febrero de 2013

Participo en la Antología de relatos: Seda y Fuego

Antología organizada por el blog: kiss a book. Pueden leer los relatos descargando la antología AQUÍ en formato PFD, EPUB O MOBI. 
Este fue mi relato, espero les guste :D

Perfecto
¿Lista Karina? –me pregunta Matías, mi hermano.
¿Lista? ¿Preparada? ¿Cuándo lo iba a entender? Jamás estaría lista para esta locura. De haber sabido que esto iba a pasar no hubiera venido.
Hace  una hora que llegamos al aeroclub, mi hermano siempre quiso vivir la experiencia de saltar con paracaídas, hasta que finalmente se decidió a vivirla, y no quería perderme el momento cuando actúe como gallina, se acobarde y le devuelvan el dinero (que quiero aclara es mucho) de esta experiencia de menos de 10 minutos. Luego de firmar unos papeles donde dice que es 100% responsable de sus actos y único culpable si algo le sucede, pasamos a las clases de prácticas.
Está bien lo admito, otra de las razones por las que vine es para conocer a un sexy paracaidista, los chicos atléticos me enloquecen y no me decepcioné después de ver a Alex. Su cuerpo es increíble, sus bíceps perfectamente marcados, en su rostro se marcaban 2 hoyuelos cada vez que sonreía, su cabello castaño con su muy cuidado peinado despeinado, su piel casualmente broceada, en general todo de él era increíblemente perfecto.
Nos dirigimos a las prácticas de paracaidismo, aquí Alex le explicaba Matías como saltar, y como dejarse llevar por el paracaidista profesional que saltaría con él, había otras personas reunidas con nosotros, nuevas en esta experiencia escuchando atentamente, todos tenían muchas preguntas y graciosas caras de miedo y falsa valentía en sus rostros, ¿Dónde hay una cámara de fotos cuando se la necesita? Las explicaciones de Alex eran muy claras y ¿era mi impresión o me miraba todo el tiempo?
Finalmente la hora de saltar había llegado, todavía estaba esperando que Matías se acobarde cuando Alex comenzó a colocarle el arnés junto con otro saltador profesional, Julián que parecía ser de  unos 40 años.
- ¿Lista para saltar tú también? - Alex me preguntó. Me mostraba su más amable sonrisa de perfectos dientes blancos.
- Solo vine a ver a mi hermano, me encantaría pero no tengo el dinero.- estaba empezando a balbucear.
- No te preocupes por eso, te vas a divertir, yo te voy a cuidar.- ¿Me estaba coqueteando Don Perfecto?
- No estoy muy segura, no estaba prestando atención cuando dabas la explicación sobre lo fundamental, estaba distraída – lo digo con mi más adorable sonrisa. No le dije que la verdadera razón por la que no prestaba atención era por su increíble cuerpo y sus ojos verdes que me distraían cuando daba las instrucciones.
Una tercera voz se sumó a la discusión.
- Ya estás acá, no te acobardes ahora.- Y empezó a cacarear como gallina.– era Matías, yo que venía a burlarme de él y ahora él se burla de mi, algún día lo voy a matar, pero por el momento tomé una decisión.
-  Está bien,  si me vas a cuidar y no vas a dejar que nada me pase, en ese caso, acepto tu oferta.
El vuelo en avión fue hermoso, Alex nunca soltaba mi mano, estaba muy tranquila mirando el paisaje, cuando era pequeña siempre soñaba con volar igual que un pájaro, supongo que todos quieren sentir los mismo.
El momento llegó, primero saltó Julián con Matías, luego otras personas, Alex y yo éramos los últimos, nos acercamos a la puerta, primero me dio un pequeño empujón, tomó mi mano fuertemente y me traspasó su infinita seguridad de profesional, otro pequeño movimiento y después caíamos en una completa paz y armonía, Alex sabía que movimientos hacer para estabilizarnos y que la caída fuera perfecta, me dejé llevar por él, miré hacia abajo, disfrutaba del paisaje, los primeros saltadores ya  habían abierto sus paracaídas y el desfile de colores en el cielo azul era perfecto, comprendí por qué Alex quería que seamos los últimos, el contraste del verde campo y los alegres colores de los paracaídas eran magníficos, de repente nuestro paracaídas se abrió, no fue la situación más romántica del mundo, esa cosa gigantesca hace que subas unos metros de forma brusca, pero luego caes lentamente, y estás planeando. Cerré los ojos y me dejé llevar, sentí la brisa que nos mecía, la sensación era inexplicable, al igual que un pájaro libre en el cielo tampoco puede explicar que es lo que siente al tener un gran espacio abierto solo para él.
-  Es perfecto - me animé a decir. No sabía si interrumpir la armonía con una charla, pero no lo puede evitar, estaba contenta de compartir la perfección con alguien más.
-  Esta sensación es mejor que cualquier otra, me encanta que lo disfrutes tanto como yo, y que lo hayas experimentado conmigo.
No creía lo que escuchaba, quería abrazarlo, pero no podía por la ubicación en la que estábamos, quería tomarlo de la mano pero él tenía que dirigir el paracaídas al lugar de aterrizaje. Así que opté por seguir disfrutando de la hermosura ante mis ojos, ya tendríamos tiempo para lo nuestro. Luego de un par de minutos más me di cuenta que nos habíamos alejado de los demás paracaidistas, me pareció que Alex leyó mi mente porque dijo:
-    Tengo una sorpresa para ti. Un lugar especial para aterrizar.
No sabía que esperar y no lo creí hasta que lo vi. Unos metros por debajo de nosotros se extendían un gran campo de flores silvestres rojas, rosas, violetas, no entraba felicidad en mi corazón. Alex sabía perfectamente como aterrizar, me dijo que suba los pies y él se encargaría, cuando estuvimos lo suficientemente cerca del campo extendí las manos, rozaba las flores, la sensación era como disfrutar una delicada y perfecta seda.
Finalmente él se incorporó firmemente en el suelo y yo también, me liberó del arnés de seguridad y por fin pude ver su expresión.
Había una gran sonrisa en su rostro, sus ojos verdes brillaban de felicidad y reflejaban la mía, tomé su rostro e hice algo que normalmente no haría, le di un profundo y apasionado beso, comenzaba a alejarme pero él no me dejó, me devolvió el beso, primero fue tierno hasta que incrementaba en pasión como un fuego que nos envolvía era exquisito y adictivo, hasta que se alejó un poco para verme mejor, en sus ojos había un interrogante, estaba preocupado por mí. Antes que me pregunte le conteste.
-   Estoy bien. – jamás había estado tan segura. - no te preocupes.
-  ¿Segura? Porque eres la primera chica que después del salto no cae en un estado nervioso o catatónico.
-   Estoy perfectamente bien y luego del salto mejor aún.
Me siguió mirando preocupado hasta que se convenció.
Nos abrazamos y quedamos en silencio, ya no había nada más que decir, nos teníamos el uno al otro.
-    Probablemente deberíamos volver, deben estar preocupados.
-    Si, regresemos.
La sensación de volar fue maravillosa, pero el beso con Alex, fue algo más. Nunca antes alguien había experimentado la perfección como lo hice yo.
FIN

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